Breve
compendio biográfico
Nació esta esclarecida religiosa en la
villa real de Benigànim el día 9 de febrero de 1625 en una casa de humilde
aspecto, en el antiguo barrio de origen árabe llamado la “illeta”. Josefa
teresa que así se llamaba al paso que crecía en edad, aumentaba en deseos de
amar y servir á Dios y de inmolarse en aras de su abrasada caridad hacia el
prójimo.
A los ocho años
recibió el sacramento de la confirmación y poco después, el de la comunión.
Muerto su padre
entró, junto con su hermana, como hija adoptiva en casa de su tío Bartolomé
Tudela, el cual ocupaba la bailía de la villa. En esta casa dio a
conocer ya algunas de las virtudes cristianas que habían de caracterizarla,
también en este lugar se produjeron prodigios tales como el naranjo que planto
de revés y creció con normalidad, en la actualidad uno de los árboles
monumentales de la C.
Valenciana, el ventanuco por el que huyó al ser acosada, los
dos agujeros producidos por las balas que intento propinarle su tío y el
lavadero en que se le manifestó Jesús preguntando si quería ser su esposa. Todo
esto se conserva en el edificio que en la actualidad funciona como casa de la
cultura.
Como desde su
niñez no era otro su deseo que el de ser religiosa, a pesar del deseo de sus
tíos que querían casarla y de los problemas para ser aceptada monja, ingreso en
el monasterio de agustinas descalzas de la purísima concepción y san José, que
el patriarca san Juan de ribera fundó en la referida villa de Benigànim,
ingresó en calidad de hermana de obediencia.
Si antes de
entrar en religión había dado Josefa pruebas grandes de santidad, en su nuevo
estado las dio exacerbadas, aventajando notablemente a las más ejemplares
hermanas de claustro.
Tres cosas
sobresalen de una manera especial en la vida de Josefa de santa Inés y la
distinguen bastante de otros santos: lo candoroso y sencillo de su carácter, su
mortificación extremada en beneficio de sus prójimos, y su devoción grande a
las almas del purgatorio.
El doctor Felipe
Benavent, párroco de Benigànim, fue su confesor por espacio de muchos años y
dejó escrita su vida, dice de nuestro personaje histórico que: era tan
sencillísima, que tratada en cosas tocantes a lo del mundo parecía no tener uso
de razón ni discurso, pero en punto de virtud y perfección discurría como un
santo Tomás y aconsejaba como un San Pablo.
La rudeza de su
entendimiento llegaba al punto que, lejos de haber podido aprender a leer, ni
aún si quiera conoció una sola letra. A pesar de esto en los últimos años de su
admirable vida, leía en el coro con admirable perfección el oficio divino,
valiéndose de una pequeña imagen del Ecce-Homo, hoy venerado en el templo
parroquial de dicha villa.
Su vida toda fue
una continua y penosa mortificación que apenas consentía descanso a su cuerpo,
ya extenuado por sus muchas y prolongadas dolencias. A mas de las enfermedades
terribles, de que no se vio libre en todo el curso de su vida, se imponía incesantemente
los mas duros trabajos, ora para evitarlos a sus hermanos de hábito, ora para
aliviar a sus prójimos en sus penas y aflicciones, y siempre por imitar del
mejor modo a Jesucristo, de cuya pasión era devota ejemplar y fidelísima
imitadora.
Ocurría con
frecuencia que la madre Inés acudiese al auxilio de aquellos que implorasen su
protección en momentos de peligro o de algún mal, la caridad expiatoria de
Josefa de santa Inés y su espíritu de sacrificio por los pecados del pueblo se
extendió también a las cárceles oscuras del purgatorio, se dolía en efecto, en
tales términos de las almas purgantes, que en beneficio de estas se sacrificó
de un modo exacerbado.
Las apariciones
que presenció fueron innumerables, según los religiosos que la estudiaron en
compensación por sus trabajos. Lo que causa mayor asombro es, que tan señalados
favores del cielo los recibía Josefa como la cosa más natural del mundo, y los
refería con sorprendente sencillez.
No es posible
referir en tan breve exposición todas y cada una de las visiones sobrenaturales
que tuvo la Beata Inés,
del mismo modo que pensamos que no sea el lugar mas a propósito para tal fin,
no obstante referiremos uno elegido al azar para que el lector tenga una idea
de la naturaleza de tales visiones: se dejó ver el señor a Josefa cargado con
una pesadísima cruz le dijo a nuestra religiosa
Contar los
éxtasis y arrobamientos místicos que sobrevenían a esta bienaventurada durante
su continua oración, sería interminable a la vez que impropio, dado el carácter
del texto, pero referiremos a la letra las palabras de su confesor y biógrafo,
Dr. Benavent, en lo tocante a este Según refieren los teólogos que estudiaron
su persona era durante esto raptos espirituales cuando Dios le revelaba los
misterios de su bondad y le infundía el conocimiento sobre los dogmas y demás
aspectos de la doctrina que por su roma inteligencia desconocía.
Cargada en
efecto de años y merecimientos vio la madre Josefa, con gran gozo, acercarse el
momento de su muerte.
Después de haber
anunciado su muerte con anticipación, y habiéndose despedido con tiempo de
multitud de personas que le eran devotas, y muy tiernamente de sus hermanas de
religión, el día de su patrona la virgen y mártir santa Inés, recibidos los
Santos Sacramentos y ante la presencia de una visión celestial abandonó este
mundo a los setenta y un años de edad y cincuenta y dos de religiosa
Fue la Beata Inés de estatura
algo más que mediana, algún tanto corpulenta y con el rostro varonil y algo
moreno, no obstante según algunos testigos después de la muerte su cuerpo quedó
más agraciado y sus carnes más flexibles.
Cuatro días
estuvo su cuerpo insepulto y expuesto a la expectación de los fieles, el
entusiasmo y sentimiento a la vez de los fieles al saber la noticia de su
muerte, no tuvo límites: todos en confuso tropel acudían al convento para poder
contemplar el cadáver y conseguir algún pedazo de las ropas y demás objetos de
su uso, el pueblo entero proclamó su santidad y la invoco cado en sus
aflicciones constantemente.
Extraido de la "Novena y Breve compendio d ela vida de la Beata Josefa de sta. Inés de Benigànim" del doctor José V. Benavent
Baile es aquel que en un lugar de realengo administra el real
privilegio, en Benigànim la bailía la ostentaban los hermanos Tudela. Es la
figura más cercana al actual alcalde.